Nuestra guerrera está de vuelta. Su sonrisa también es la de su familia; la del Movistar Best PC, su equipo; de la Selección de Ecuador, su país: es la sonrisa del ciclismo en sí.
Como ella dice, pasó de estar conectada a una máquina de oxígeno a respirar feliz sobre su bicicleta. Han transcurrido seis meses para verla de nuevo en una competencia oficial, como es la Vuelta Femenina al Ecuador, que se corre en Riobamba.
Kilovatios de sentimientos
Unas lágrimas rodaron sobre su mejilla, mientras se disponía a partir en la contrarreloj, que marcaba la primera etapa, del giro al país, en la parroquia de Calpi, en Riobamba. “Recordé que la última vez que estuve en esa misma situación fue momentos antes de estar hospitalizada”, recuerda la deportista azuaya de 19 años.
Después, sobre los primeros kilómetros, volvió a sentir esa sensación de adrenalina que la hace feliz.
¿Quién soy yo para truncar eso?, se pregunta su papá, Igor Vivar, quien ve que: “ella sonríe de una forma diferente cuando está en la bici”.
Bandera a cuadros
Mientras agita la bandera que recibe a los ganadores, al presidente de la Federación Ecuatoriana de Ciclismo, Santiago Rosero, también se le humedecen los ojos al ver a su deportista cruzar la meta en Calpi. “Es un triunfo, independientemente del resultado”, dice el dirigente, quien acompañó a la deportista en todo su proceso de recuperación.
Recuerda que: “fue la peor caída y consecuencia de una caída que he visto. Estaba en riesgo su vida y ahora está de vuelta, doblegando hasta la voluntad de sus padres”.
Un premio le espera
Este viernes, en la segunda etapa con un circuito en Guano, Anita lucirá su jersey de campeona nacional, conseguido en febrero de este año. “Llega tarde esta emoción, pero con muchas ganas de lucirla”, dice Anita, quien promete llegar a febrero de 2024 con la misma ilusión de defender su camiseta ‘Tricolor’ en el campeonato nacional.
